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Dignificación del Abogado

La carrera de derecho, que se estudia en muchas universidades e institutos jurídicos del país, genera licenciados, maestros, doctores en derecho que deben actuar invariablemente tomando en cuenta los principios deontológicos que se nutren de la ética y la moral, deben ponerse en juego desde cualquier campo: como notarios públicos, profesionales de la judicatura federal y estatal, como abogados postulantes, como servidores públicos, como investigadores y académicos, para que a través del derecho logremos que la justicia sea una realidad.

Sin embargo, es conveniente señalar que la profesión de licenciado en derecho ha sido desprestigiada, por muchos profesionistas de esa carrera y por otros que ni siquiera lo son, que han perdido el sentido, la conciencia y en el ejercicio de su profesión violan las normas jurídicas, la moral y la ética, cayendo en corruptelas que tanto afectan a los miembros de tan entrañable carrera, así como a algunos grupos de la sociedad.

La función del abogado debe ser tal que prestigia su profesión, que desde cualquier área donde se desempeñe cumpla con los principios de carácter ético y moral a que se refiere la protesta cuando obtiene el Título de Licenciado en Derecho, que luche, se esfuerce, y muera por la justicia a través del derecho, que desde cualquier trinchera sea libre, responsable, digno, servicial, emprendedor, justo, valiente, honesto, que sea verdaderamente un procurador, un ministro, un apóstol del derecho y la justicia.

abogado

Comentamos lo anterior, debido a que muchos licenciados en derecho han caído en actos de corrupción, y de manera lamentable nos etiquetan de una manera denigrante y despectiva como los canguros, porque somos unas ratas gigantes, a otros les dicen los plátanos porque no hay ni uno derecho, o entre abogados te veas, si no es que nos etiquetan como abogansters.

Luego entonces es necesario que se rectifique la actitud con el propósito de dignificar a tan encomiable profesión, que algunos filósofos y juristas se refieren de la siguiente manera: (Ius Semper loquitur) el derecho siempre habla, el derecho es como el viento, está en todas partes, o sin el derecho no se puede vivir.

Decía Don Ángel Ossorio, distinguido jurista español que debemos ser apóstoles de la justicia, o José Ingenieros destacado procesalista Ítalo argentino decía que loados son los que luchan ymueren por la justicia, pero para ello debemos actuar con ética y moral.

Es necesario que todos los que hemos estudiado la carrera de licenciado en derecho, así como los alumnos que estudian tan excelsa profesión y se encuentren en el campo de batalla sepan blandir la espada de la justicia en bienestar de las mejores y más nobles causas de la sociedad mexicana, de aquellos que no tienen acceso a la justicia, y de quienes la tienen, efectivamente la vivan.

Estimamos que todo aquel que porte simbólicamente la toga jurídica, debe poseer un espíritu que luche en contra de la mediocridad, la apatía, la sumisión servil e indigna, que luche contra aquellos espíritus que, por intereses políticos y económicos, muchas veces tuercen la vara de la justicia, como ciertamente afirma el distinguido jurista mexicano Don Ignacio Burgoa Orihuela:

“ Todo abogado por tanto, para vencer o apartarse de estos indignantes vicios, debe poseer una fuerza interior que genere la confianza en sí mismo y la seguridad en su comportamiento; debe tener orgullo que, a diferencia de la vanidad, se cifra en la autoconciencia del valor propio, objetivo y trascendente, demostrado con los resultados de su actuación; debe asumir desdén frente a la detracción y maledicencia; debe sentir la justicia ante las leyes positivas que la quebranten y frente a cualquier acto que la ultraje; debe tener valor civil para desempeñar, con su fuerza moral, la tarea profesional; debe ser idealista para no descender al solo propósito de libertad, sin la que, en certera opinión de Eduardo J. Couture, no puede haber paz ni justicia ”

Es importante señalar lo que ordenan las Sagradas Escrituras en el Libro de Deuteronomio 16:18-19: “Jueces y oficiales pondrán en todas tus ciudades que el Señor tu Dios te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio. No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos. La justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que el Señor tu Dios te da”

Por la dignificación de la Deontología jurídica, que se traduce en la integridad y honestidad de los licenciados y estudiosos de lo justo y de lo injusto, como decían los romanos.

JUAN JOSE VIEYRA SALGADO